Yo te debo tanto, tanto amor, que ahora te regalo
mi resignación. Sé que tú me amaste, yo pude sentirlo. Quiero descansar en tu perdón. Voy a hacer de cuenta que nunca te fuiste, que haz ido de viaje y nada más. Y con tu
recuerdo, cuando esté muy triste, le haré compañía a mi soledad. Quiero que mi ausencia, sean las grandes alas, con las que tú puedas emprender ese vuelo largo, de tantas escalas, que en algún lugar puedas perder. Yo aquí entre la nada voy a hablar de todo.
Buscaré a mi modo continuar. Y hasta que los años
cierren mi memoria no me dejaré de preguntar ¿Dónde estará mi primavera? ¿Dónde se me ha escondido el sol que mi jardín olvidó y
el Alma me marchitó?