8 de julio de 2009






















Bendito el lugar y el motivo de estar ahí. Bendita la coincidencia.
Bendito el reloj que nos puso puntual ahí. Bendita sea tu presencia. Bendito Dios por encontrarnos en el camino y de quitarme esta soledad de mi destino. Bendita la luz de tu mirada. Benditos ojos que me esquivaban, simulaban desdén que me ignoraba y de repente sostienes la mirada. Bendito Dios por encontrarnos en el camino y de quitarme esta soledad de mi destino. Bendita la luz de tu mirada...